|20 ABR 2024
En la era actual, nos encontramos ante una tendencia preocupante: la percepción de que la innovación, tanto en su concepto general como en sus aplicaciones dentro de las empresas, está perdiendo relevancia en numerosas industrias. En sus comienzos, la simple mención de la palabra "innovación" deslumbraba, prometiendo soluciones disruptivas, diferenciadas y casi mágicas en nuestros mercados. Sin embargo, con el paso del tiempo, esa efervescencia parece atenuarse, dejando tras de sí una estela de problemas sin resolver. Mientras las grandes corporaciones cuentan con equipos especializados en innovación, otras los han cerrado o disminuido en tamaño. Al mismo tiempo, actores más pequeños o las industrias emergentes empiezan a incursionar en ese camino de innovar que para otros puede parecer antiguo o desgastado.
En Latinoamérica, la curva de aprendizaje en innovación ha implicado la adaptación, a veces forzada, de metodologías diseñadas en entornos diferentes. Por ejemplo, los Google Design Sprints fueron pensados para contextos que permiten, con presupuestos precisos, reunir participantes en cuestión de horas y obtener información relevante y valiosa para avanzar rápidamente en un proyecto; una realidad que difiere de la dinámica de muchas empresas en nuestros países, ya sea por falta de conocimiento de qué se quiere resolver, por falta de recursos o procesos definidos para estos ejercicios.
Asimismo, es común el concepto erróneo de que a través de talleres de Design Thinking se llegará a soluciones relevantes sin reparar en hacer primero una formulación precisa del problema. La copia y pega indiscriminada de pasos a seguir sin una comprensión sólida del porqué detrás de cada uno de ellos, puede resultar contraproducente. El uso de cualquier metodología sin una correcta adaptación a las particularidades del entorno latinoamericano, puede llevar a la aplicación de enfoques que no se alinean con las necesidades, los recursos y las culturas específicas de la región. Como consecuencia, con el tiempo se puede percibir que la innovación no está dando los resultados esperados o es algo lejano.
Entre los equipos que abordan los proyectos, la percepción de la innovación como algo "bonito" pero no urgente es una preocupación compartida. A menudo, la innovación se ve como un añadido prescindible porque no comunica la urgencia inmediata de resolver problemas relevantes y se asocia a un futuro que pareciera distante. Este fenómeno se agrava por el hecho de que los cambios innovadores suelen ser implementaciones incrementales, que requieren tiempo para evidenciar todo su impacto.
El mayor desafío radica en que, aunque un área de innovación puede desaparecer de una organización, los problemas persisten y crecen, la urgencia se vuelve más apremiante y, eventualmente, alguien tiene que hacerse cargo. En lugar de abordar los problemas de raíz, las empresas a veces recurren a soluciones temporales o "curitas" para tapar los huecos, incluso medidas impositivas que presionan el cambio, mitigando los síntomas en lugar de la causa subyacente. Aunque estas medidas pueden parecer eficaces a corto plazo, rara vez son sostenibles y a menudo conducen a cambios superficiales o temporales que no resuelven los problemas fundamentales.
La resistencia a la innovación es frecuente, especialmente cuando implica cambios significativos o explorar nuevos horizontes más allá del núcleo del negocio. Los equipos pueden entusiasmarse con la idea de innovar hasta que se ven afectados directamente por los cambios, ya sea en sus métodos de trabajo, enfoque de problemas o incluso por un cambio en la cultura de la organización.
Aunque el término “Innovación” está maltratado, fomentar una cultura de innovación ayuda a cambiar esas dinámicas y abordar los problemas desde su origen, y reconocer que la urgencia no solo debería basarse en la magnitud del problema del momento, sino en la necesidad de soluciones sostenibles a largo plazo.
¿Deberíamos dejar de hablar de innovación? ¿Cómo podemos adaptar las metodologías de innovación a las realidades específicas de Latinoamérica para generar resultados? ¿Cómo la existencia, o ausencia de un área o equipo especializado impacta la cultura de innovación de una organización?
Estas preguntas nos invitan a reflexionar sobre el estado actual de la innovación y a explorar nuevos horizontes para revitalizarla en diferentes contextos empresariales. Esta situación plantea desafíos significativos pero también abre oportunidades únicas para las empresas en Latinoamérica de generar los cambios que necesitan de una manera más conectada con su contexto y con una buena formulación del problema a resolver.
La mayoría de las veces escuchamos ejemplos de innovación en productos o de empresas disruptivas que ofrecen servicios increíbles a los consumidores. Pero muy pocas veces escuchamos sobre empresas ejemplares que buscan o retienen talento, empresas que son innovadoras en sus procesos o en áreas que no están directamente relacionadas con el consumidor. Lo mismo sucede en ciertos sectores de la industria, donde rara vez encontramos ejemplos de empresas innovadoras que lideren desde sus procesos y recursos. Lo interesante es que dentro de estos sectores, hay compañías que han comenzado a explorar caminos hacia la innovación, apostando por nuevos procesos con el objetivo de enfrentar los desafíos actuales y evolucionar en su crecimiento.
- Álvaro Díaz
Así como pasa en muchos casos, con la innovación a veces nos enamoramos del concepto sin entender a profundidad sus implicaciones. Las metodologías per se no son buenas ni malas, son solo herramientas y como cualquier herramienta de resolución, requiere una adaptación al contexto. Creo que la innovación como concepto debe ser entendido como un proceso fluido en el que se debe tener claro lo que se debe obtener, para establecer expectativas realistas. Hacer un plug-and-play de lo que ha funcionado para otros no es suficiente sin una definición clara del problema, y un problema bien definido no se resuelve por sí solo sin un abordaje riguroso y claro. Se necesitan entre sí pero esto no se pone en marcha si no hay un equipo o cultura dispuesto a mantener la rueda andando.
- Carolina Leyva
Es frecuente que al iniciar los procesos de innovación se subestime la importancia de tomar un tiempo para cuestionar y definir a dónde se quiere llegar, cuál es “la ambición” y cual es el problema. Es comprensible que cuando un proyecto de innovación carece de sustento o foco, la innovación se convierte en el fin en lugar del medio y con el tiempo se perciben estas actividades como banales o vacías. Para mi el tema va más allá del término, está en no asumir los métodos como fórmulas, en no confundir ser riguroso en el proceso con perder el criterio y espíritu de experimentación y en usar la innovación para crear valor en un momento donde las empresas buscan enfoques más reduccionistas.
- Verónica Contreras
Para innovar en tu organización y el mercado, creo que se necesitan tres cosas fundamentales: La primera, tener la mentalidad o mindset para innovar. Es decir, ser empático, curioso y no temer a equivocarse. Segundo, disponer de las herramientas adecuadas, como conocimientos, metodología y recursos para innovar. Y tercero, tener el respaldo de los líderes para llevar a cabo el cambio. Cuando equilibramos estos tres aspectos, es cuando se favorece un contexto para producir el cambio, aunque, claro, admitámoslo, ¡no es fácil!
- Seth Pérez
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